- ¡Eh, tú! ¡Ogro!
- ¿Siiiií?
- Por orden de Lord Farquaad... estoy facultado para arrestaros a ambos y... co... conduciros a un... centro de... rehabilitación es... pe... pecial.
- No me digas. ¿Tú y cuántos más?
(detrás, la guardia ha huido)
Escena del film "Shrek", de Dreamworks
Un rey, cuando se refiere a sí mismo y aun siendo una sola persona, escribe en plural. El Papa, cuando se refiere a sí mismo y aun siendo una sola persona, escribe en plural. Esto es lo que se conoce como plural mayestático. Es un caso típico en que, debiéndose utilizar el singular por la sencilla lógica de la aritmética más básica, se usa en cambio un plural. Hay más casos, que se conocen por otros nombres: plural sociativo o plural de modestia. Así, por ejemplo, cuando alguien se refiere a sí mismo en algún tipo de obra que ha sido realizada por él en exclusiva puede emplear el plural de modestia y escribir cosas como: "Las conclusiones a las que hemos llegado en el presente trabajo son (...)" (Vale, ¿tú y cuántos más? ¡ah, que has sido solo tú!).
Cuando me encuentro con estos plurales de pega siento cada vez más fastidio, a pesar de que su uso está extendidísimo. Empiezo a llamarlo el plural de cobardía. Me explico: usar estos plurales me parece el recurso de alguien que se acobarda por el hecho de ser un solo individuo cuando enuncia algo o da una opinión y necesita el respaldo de una masa (hipotética) que convierta su singularidad en pluralidad. Es decir, dar apariencia de mayoritario a lo que se dice en el entorno tan "democrático" en el que suceden estas historias. Ya sabes: la mayoría siempre debe tener la razón por ser mayoría.
Es muy frecuente encontrarse esta forma de escribir en el ambiente "bloguero" (donde abundan los minifilósofos de andar por casa, que de todo saben y de todo opinan en nombre de la entera Humanidad) y lo digo porque yo también la he utilizado bastante en otro tiempo, aunque estoy intentando liberarme de esta lacra. No soy el portavoz de nadie más que de mí mismo y por ese motivo no tengo por qué escribir las cosas empleando plurales, v.g.: "somos manipulables", "creemos que es posible cambiar esto", "pensamos que este es el camino", "nos gustan las cosas así", etc. Ya no más esa cantinela. Ahora prefiero y me parece más correcto escribir: "soy manipulable", "creo que es posible cambiar esto", "pienso que este es el camino", "me gustan las cosas así", etc., y que cada cual diga lo que es, lo que cree, lo que piensa o lo que le gusta, según su propia opinión y por su cuenta y riesgo, sin ampararse en lo que debería ser la condición o la opinión mayoritaria de la multitud.
Como decía, el uso de este plural de cobardía está tan extendido que, cómo no, también se ha hecho su gran hueco en la cosa política, donde decir que tienes una buena mayoría que te respalda es lo que te va a llenar de razón. Sin más. Porque sí.
Que un partido político se apropie de las marcas el pueblo™ o la gente™ no debería extrañar a nadie. Si la soberanía reside en el pueblo, imagínate lo que puede suponer convertirte en el dueño de esa marca y decidir quién es el pueblo™ y quién es el enemigo [del pueblo™]. Nada nuevo bajo el sol. Mao Zedong ya había dividido el mundo en dos de esta misma forma [1].
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[1] "Para comprender acertadamente los dos diferentes tipos de contradicciones, es necesario, ante todo, precisar qué se entiende por pueblo y qué por enemigo. (…) En la etapa actual, período de edificación del socialismo, integran el pueblo todas las clases, capas y grupos sociales que aprueban y apoyan la causa de la construcción socialista y participan en ella; son enemigos del pueblo todas las fuerzas y grupos sociales que oponen resistencia a la revolución socialista y se muestran hostiles a la construcción socialista o la sabotean".
Recuerdo haber visto hace años una viñeta representativa de este vicio de convertirse en portavoz no solicitado. Alguien que parecía un manifestante, aunque actuaba en solitario, esgrimía una pancarta con el típico eslogan "NO NOS REPRESENTAN". A su lado, otro personaje le decía: "El «NOS» sobra. Si acaso, será «ME»".
Bien precisado. Al menos, si se detesta la actitud de rebaño y de pensamiento único. Aunque parece que no. La naturaleza ha inventado el rebaño para que los adictos a la masa o a la cobardía intelectual se sientan bien protegidos en su seno.
[1] "Para comprender acertadamente los dos diferentes tipos de contradicciones, es necesario, ante todo, precisar qué se entiende por pueblo y qué por enemigo. (…) En la etapa actual, período de edificación del socialismo, integran el pueblo todas las clases, capas y grupos sociales que aprueban y apoyan la causa de la construcción socialista y participan en ella; son enemigos del pueblo todas las fuerzas y grupos sociales que oponen resistencia a la revolución socialista y se muestran hostiles a la construcción socialista o la sabotean".
Mao Zedong, "Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo", fragmento del discurso pronunciado en la XI Sesión (Ampliada) de la Conferencia Suprema de Estado, el 27 de febrero de 1957 y publicado el 19 de junio en Diario del Pueblo, después de que el autor revisara el texto transcrito de las actas e hiciera algunas adiciones. Más tarde fue recogido en El Libro Rojo.
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