dureza

/ 25 feb 2015 /
Hay un cartel que la propaganda nazi publicó hacia el final del conflicto mundial que sacudió al planeta entre 1939 y 1945, cuando el dictador absoluto del Tercer Reich ya había decretado la guerra total a través de su ministro Joseph Goebbels, es decir, vencer o morir, el triunfo o la destrucción, sin opciones intermedias. Era una estrategia suicida que, a la vez que multiplicaba el sufrimiento de todas las demás naciones, también ponía al propio país en la peor situación posible: se invertiría hasta el último aliento en la procura de una victoria cada vez más inalcanzable. En el cartel, bajo una gran bandera roja con cruz gamada negra en disco blanco, hay una muchedumbre de obreros alemanes entre la que destacan, en posición más avanzada y más elevada, tres soldados que ofrecen herramientas de trabajo a la multitud, a la vez que sostienen un machete y un fusil. Es toda una declaración de intenciones, reforzada por las palabras que coronan la imagen: Harte Zeiten / Harte Pflichten / Harte Herzen. El mensaje es que cuando los tiempos son duros y los deberes son duros, los corazones también deben ser duros. Y se llegó a tal extremo de dureza en los corazones, que meses después los promotores del descabellado plan se estaban descerrajando disparos en la cabeza o envenenando con cianuro para no tener que responder por tantas masacres, destrucciones y atrocidades monstruosas.

Unos años antes, durante la guerra civil en España y con la aviación franquista bombardeando Madrid, el Ministerio de Propaganda del gobierno de la Segunda República Española había publicado otro cartel. La imagen principal es el cadáver de un niño. Sobre su pecho, los números 4 - 21 y el 35 debajo de estos. De fondo, una escuadrilla de bombarderos en formación, situados en los nudos de una imaginaria retícula que cubre todo el cielo. El texto que acompaña a la imagen se divide en dos partes, una por encima de ella y otra por debajo. La superior: Madrid / The "military" practice of the rebels. La inferior: If you tolerate this / your children will be next. Habiéndose inspirado en la historia de este cartel, y con la citada frase inferior como título de la canción, el grupo galés Manic Street Preachers lanzó un conocido single en agosto de 1998.

¿A qué viene toda esta historia de carteles? Viene a que he vuelto a darme cuenta de que estoy más que harto de tanta dureza. Estoy harto de que cada vez que las cosas se ponen muy cuesta arriba, la receta sea siempre la misma: aguantar a toda costa, apretar los dientes y mantener el corazón duro. Para lo que tenga que venir. Pues no. La dureza de corazón no me va a sacar del atolladero. La dureza de corazón solo me hará más inhumano, más infeliz, más despreciable. La dureza de corazón será, incluso a corto plazo, garantía de una derrota también muy dura. Y no estoy dispuesto a tolerar esto, ni estoy dispuesto a que mis hijos (metafóricos, reales no los tengo) sean los siguientes. Se me ocurre algo mejor. Que sean los partidarios de la dureza quienes empiecen volándose la cabeza o brindando con cianuro. Que se quiten de en medio. Y a mí (y a mis hijos metafóricos) que me dejen vivir en paz.


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