Hoy el aire traía reminiscencias estivales a la vida cotidiana de la ciudad. Pero era solo un simulacro del verano.
Las brisas atlánticas, que han devenido más frías con el paso de las horas, dominaron todo el tiempo a un sol férreo, duro e implacable a la vista, y que terminó por teñir de óxido la misma atmósfera que estuvo hollando antes de ir temprano a esconderse bajo el horizonte. Ya los días se hacen muy cortos. La de hoy fue una jornada del todo azul, de cielo solitario e infinito, sin nubes. Algo inusitado en la bóveda coruñesa.
La vida prosigue su cuenta atrás. Las noticias ya ni son buenas ni son malas. Solo son. Buenas o malas, el tiempo lo dirá antes de que las manecillas lleguen al cero. Quién sabe cuándo será tal cosa.
Más monotonía, menos expectativas. Más canas y menos ganas.
La noche llega rápido y va advirtiendo de que los señores de los fríos ya están en camino. Winter is coming y todas esas cosas.
Octubre se me queda desolado y también siento el frío en las entrañas.
Falta amor en mi vida.
2 comentarios:
Copio un comentario que alguien me pasó: del otoño aprendí que, aunque las hojas se caigan, el árbol sigue en pie.
Estoy contigo
en que los dias de niebla
pesan más con la edad.
Como siempre una delicia leerte
Abrazos.
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