cicatrices

/ 28 feb 2018 /
- No se tira una vida por la borda solo porque esté un poco magullada..

("Seabiscuit" -2003- de Gary Ross, basada en el libro de Laura Hillenbrand)

Por las mañanas, si no estoy demasiado dormido y se me ocurre prestar un poco de atención, puedo ver una pequeña cicatriz en la imagen de mi rostro que me devuelve el espejo del baño. Una pequeña cicatriz en el medio de la frente. Es una antigua herida de guerra, y digo bien: "de guerra", porque fue jugando a "la guerra" en un recreo de preescolar cuando sufrí la herida que me dejó esa cicatriz. Si se da la casualidad de que por la mañana contemplo esa muesca en mi reflejo, de forma automática se dispara un breve fogonazo y puedo revivir en menos de un segundo una historia de años. Y así puedo recordar al chaval más bruto de la clase, el juego (tan inocente y alejado de las guerras de los adultos), la herida (¡cómo sangraba!), y qué buenos amigos fuimos aquel bruto compañero y yo todo el tiempo de la EGB, aun a pesar de aquellos accidentes. También pienso en cómo nos perdimos la pista cuando me marché de Zaragoza y que nunca más conseguí contactar con él, aunque lo haya buscado en esas redes tendidas en lo virtual donde van quedando atrapados los pasados, presentes y futuros.
Qué poder tienen las cicatrices para concentrar tantas crónicas en una fisura y para poder evocarlas en un breve instante.

Se ha escrito ya bastante, y no quiero abundar en ello, que hace ya más de cinco siglos unos artesanos japoneses crearon una técnica de reparación de cerámica, que se ha llamado kintsugi. Consiste en restaurar las piezas rotas uniendo los pedazos (o reemplazando los irrecuperables) con un barniz de resina mezclado con polvo de oro, de modo que las grietas se muestran ahora hermosas y más resistentes. Me parece que a nadie se le escapa el alcance de este arte si se convierte en una metáfora de la vida. El arte de convertir lo débil en algo fuerte y bello. Y me parece también que ahora más que nunca es útil la metáfora. Yo recuerdo a mi abuela y a mi madre zurciendo ropa, arreglando prendas que todavía podían aguantar más tiempo antes de que pasaran a convertirse en retales para otro uso. Nada se tiraba, o casi nada. Pero todo aquello pasó. Si ahora una cosa se estropea tiene su sitio en un contenedor de desperdicios y es reemplazada por otra nueva. Tiempos de obsolescencia programada y de generar basuras, tiempo de reciclaje a marchas forzadas para intentar detener el aluvión de lo desechado.
Quizás esto se haya extendido incluso más allá de los objetos. Relaciones de usar y tirar. Personas de usar y tirar. Si te enfadas con alguien, ¿por qué tratar de reparar la relación? Búscate a otro amigo, a otra pareja. Si pudieras te buscarías a otros padres, otra familia, otro país, otro planeta... ¿Para qué invertir tiempo y energías en restaurar lo que se ha malogrado?
Difícil cuestión, sobre todo cuando las fisuras están por todas partes y cuando el mundo entero parece resquebrajarse. Por fuera pero también por dentro.

Hoy he mirado la cicatriz en mi frente con más detenimiento y de forma más consciente. He dejado que el fogonazo durara más tiempo y he pensado en las muchas cicatrices que "adornan" mi cuerpo, mi mente, mi ser completo. Esas cicatrices que tantas veces oculto porque me avergüenzo de ellas. Porque me parecen poco atractivas. Luego he pensado que casi todo lo que soy surge de alguna de esas cicatrices. He pensado un poquito en esos artesanos japoneses, otra vez como metáfora, porque cada quien es artesano de sí mismo. He pensado en todas esas personas que también ponen oro en su debilidad, que logran brillo o grandeza en sus batallas personales, o que al menos lo intentan. Me he sentido hermano en sus luchas. He visto a cada persona como una vasija quebrada y recompuesta, mostrando sus cicatrices (ahora doradas de sabiduría, experiencia y hermosura) como quien al fin no necesita ocultarlas por más tiempo. He visto a personas que dicen ya sin pudor ni miedo al rechazo: soy lo que ves.
¿Puede haber algo más bello que esto?



0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Copyright © 2010 hic sunt dracones, All rights reserved
Design by DZignine. Powered by Blogger