paradoja

/ 20 dic 2017 /
Primero fueron los días del sol metálico, de rayos fríos y cielos azules. Emperador de días breves. Parecía que quisiera caldear la tierra, pero era inútil: el invierno estaba ya demasiado cerca.
Luego, de forma tan natural como inesperada, comenzó a caer una fina lluvia. Constante y tenue. Tan ligera que incluso el tiempo transcurría a su pausado ritmo. La luz era lenta y se deslizaba de forma suave por cada superficie que iba impregnando. El cielo tenía el color y la textura del interior de una inmensa perla donde estuviera engastada la ciudad. La misma ciudad era un cuerpo extraño que el molusco intentaba cubrir de nácar, lágrima a lágrima, llovizna a llovizna, tratando de sofocar su aflicción.
Después rugió una manada de bestias feroces y barrieron todo a su paso. Se había desatado la tempestad. Crujieron los árboles, sus copas fueron azotadas por los látigos del vendaval, se estremeció el mar y también se retorcieron las nubes, ahora de un perturbador gris oscuro. Quisimos volar. Pero no, aún no.
Y por fin volvió otra vez el cielo despejado, infinito, con su sol metálico y frío, como si hubiera que cerrar un ciclo antes del comienzo del invierno. El otoño se entrega ya a un exilio temporal. Los rayos se congelan en el aire y la diminuta esfera brillante no dispone del tiempo necesario para calentar las almas.

Ni la fría atmósfera de intenso azul ni su sol de latón, ni el cielo como una perla ni la lluvia tenue, ni los azotes del temporal ni la hojarasca arrastrada por el viento, ni de nuevo el sol frío fueron capaces de remover el tapón del depósito de mis palabras. Palabras que, porque no desaguaron, nunca llegaron a tener la materialidad de lo escrito. Este tapón, que es una especie de pena honda colocada en el sumidero, me impide el fluir espontáneo de ideas y sentimientos hacia fuera de mí.
¿Por qué no se alivia ya esta presión?
A falta de otro medio, he decidido quebrantar la ley impuesta de silencios con una paradoja.
Y escribo, por fin, para contar que no soy capaz de escribir.


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